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Hola, soy Lola
Cuando tenía solo seis días de vida, me separaron de mi madre y me dejaron, junto a mis hermanos, en un lugar frío y desconocido. Éramos tan pequeños que apenas entendíamos lo que pasaba, solo sabíamos que teníamos hambre y frío. Uno a uno, mis hermanos fueron encontrando un hogar, pero yo no corrí con la misma suerte. Por ser parda, nadie me quería. Veía a otros cachorros marcharse con sus nuevas familias mientras yo me quedaba atrás, esperando que alguien también me eligiera.
Pasaron los días y luego las semanas, y comencé a pensar que tal vez nunca encontraría un hogar. Hasta que, después de dos largos meses, alguien finalmente vio en mí lo que otros habían ignorado. No era invisible. No era menos por mi color. Finalmente, tuve una oportunidad.
Hoy, tengo una familia que me ama y dos hermanos con los que juego todos los días. Aunque soy un perro, me siento igual que ellos: pequeños, inquietos y felices. Me encanta correr, jugar, tumbarme al sol y dormir. Mi familia me saca a correr para que me divierta y pueda gastar toda mi energía. Aquí, por primera vez en mi vida, me siento querida. Ahora sé que nunca más estaré sola.




Max es un pastor alemán de dos años, con pelaje negro y marrón y ojos llenos de inteligencia y confianza. Fue rescatado de la calle después de ser abandonado por su anterior dueño, quien lo dejó en una esquina solitaria de la ciudad sin explicación alguna. Al principio, Max no entendía qué había sucedido. Pasó días vagando solo, sin comida ni agua, hasta que un grupo de voluntarios lo encontró y lo llevó a un refugio.
En el refugio, Max rápidamente se ganó el cariño de los cuidadores con su naturaleza amable y su actitud tranquila. Aunque estaba agradecido de estar en un lugar seguro, aún extrañaba la sensación de un hogar propio, un lugar donde pudiera correr libremente y recibir el cariño de una familia. Pasaron los meses y Max observaba a otros perros encontrar nuevas casas, pero él seguía esperando, sin perder la esperanza de que algún día llegaría una familia que lo adoptara.
Max no es un perro cualquiera. Su raza, el pastor alemán, es conocida por ser leal, protectora y extremadamente inteligente. Con una buena dosis de ejercicio y cariño, Max podría ser el compañero perfecto para una familia activa. Mientras sigue esperando en el refugio, no pierde la esperanza de que alguien lo elija, porque sabe que, al igual que él fue abandonado, también tiene derecho a ser amado y formar parte de un hogar.



