Joel es de esas personas que no lo piensan dos veces cuando alguien necesita ayuda. Vive en Valencia, tiene dos hijos pequeños de 3 y 5 años, y aún así, cuando las inundaciones provocadas por la DANA arrasaron con todo hace unos meses, dejó de lado su vida, su trabajo, su rutina… todo.
Durante semanas enteras estuvo en la calle ayudando: sacando barro, llevando comida, limpiando casas, acompañando a personas mayores que se habían quedado solas… y lo hacía sin pedir nada a cambio, sin esperar un reconocimiento, simplemente porque sentía que era lo correcto.
Mientras muchas personas seguían con su día a día, Joel estaba allí, empapado, agotado, pero con una sonrisa, porque sabía que estaba haciendo algo por los demás. Sus hijos lo esperaban en casa, pero él salía cada día con la misma voluntad: aportar su granito de arena. Porque cuando la vida golpea a otros, hay quienes eligen estar presentes. Joel fue uno de ellos.
Pero ahora, unos meses más tarde, la vida le ha dado un giro complicado. Su perro Tyson, su compañero inseparable desde hace años, ha sido diagnosticado con una hernia discal. Es una afección muy dolorosa, que podría dejarlo sin movilidad si no se opera pronto. La operación es urgente, pero lamentablemente, tiene un coste muy elevado.
Joel lo ha intentado todo. Ha buscado presupuestos, ha preguntado, ha visto si podía aplazar cosas o pedir un préstamo. Pero con dos niños pequeños y después de haber pasado una época sin apenas ingresos mientras ayudaba como voluntario, no puede afrontarlo solo.
Y por eso, por primera vez, ha tenido que hacer algo que no le gusta: pedir ayuda.
Tyson no es solo un perro. Es familia. Es quien ha estado a su lado en los peores momentos, quien ha crecido con sus hijos, quien ha dado alegría y compañía cuando más falta hacía. Y ahora, él también merece que se le devuelva un poco de todo lo que ha dado.
Si alguna vez pensaste en devolver un poco del bien que hay en el mundo, esta es una de esas veces. Joel no va a pedirlo muchas veces. Pero quienes le conocemos, o quienes valoramos lo que hizo por los demás sin pedir nada, sí podemos hacerlo por él.
Cualquier aportación, por pequeña que parezca, puede marcar la diferencia. Y si no puedes ayudar económicamente, simplemente compartir esta historia ya es muchísimo.
Gracias de corazón por leerla.
